viernes, 18 de octubre de 2013

Ni yo sin ti, ni tú sin mí (Final)



Holaaaaa, bueno, como ya os habreís dado cuenta he estado ausente durante un largo periodo de tiempo, escusas tener no tengo, simplemente a sido cúmulo de pereza y estudios. Espero que lagún día me podráis perdonar :3
 -Aitor
 CAPÍTULO 1 (3. Part -Final)


La profesora de inglés entra con paso seguro a clase. Como siempre parece de mal humor y sin decir nada más empieza a dar clase. Todos nos quedamos en silencio y prestamos atención a  su explicación de los verbos irregulares.

A mitad de la clase es cuando la gente empieza a hablar y no puedo prestar atención a las explicaciones que nos da. Parece que ella se empieza a enfadar y empieza a vociferar. No aguanto esta clase, siempre pasa lo mismo; empiezan a hablar y no paran hasta que la profesora empieza gritar como una loca esperando que se calle sin éxito alguno.

Para cuando acaba la clase la profesora está histérica y se va con un portazo. Con el desastre de clase y con la relación amorosa de Sofía no he tenido tiempo de pensar en Max.

No me da tiempo ni siquiera a pensar en su nombre ya que llega el profesor de sociales (como siempre muy puntual) y empieza a hablarnos del Renacimiento sin parar. No puedo prestar atención si estoy todo el rato pensando en Max y lo que pueda suceder al buscar la palabra. Puede que como en mis fantasías me declare su amor y podamos ser novios felizmente. Aunque suene raro y fantasioso puede suceder.

Cuando acaba la clase Sofía, yo y Jone nos quedamos esperando a que todos salgan de clase y cerramos la puerta para que los profesores crean que no hay nadie. Preferimos que no nos vea nadie hablar en el patio ya que puede que Sofía empiece a llorar y no queremos que todo el mundo la escuche.

- A ver, cuéntanos todo con más detalle. –dice Jone sentándose a su lado en mi pupitre
- Está bien. Cuando Carlos y Carla empezaron a salir me di cuenta de que me gustaba. No se lo había dicho todavía así pensé que igual yo le gustaba a él. Fue entonces cuando llegaron las fiestas del barrio y cuando estábamos borrachos… Nos besamos.


 << Lo malo es que lo hicimos delante de Carla y esta se enfado mucho con él. Se pelearon hasta acabar gritando y rompieron. Después nos pidió a las dos perdón y volvimos a ser amigos, las dos caímos en su trampa. Al tiempo empezamos a salir como una pareja normal; solamente que mientras tanto salía con Carla como si nada. Cuando nos enteramos nos peleamos los tres y acabamos llorando. Le pedimos que eligiera entre nosotras dos y… Bueno, ya sabéis el resto de la historia.

- Que mala persona, tú no te mereces eso. –comento frotándole la espalda.
- Sí… Pero no entiendo ¿Cómo es que le pedisteis que eligiera entre vosotras dos sabiendo lo que os hizo? –dice Jone negando con la cabeza.
- No sé, me arrepiento de haberlo hecho. Si no ahora estaría bien…
- Bueno, no te ralles más. Olvídalo y sé feliz.
- Sí, como si fuera tan fácil –se enjuaga una lágrima.
- Anda, toma una galleta que te hará sentir mejor –le dice Jone tendiéndole una oreo.
-  Gracias –dice comiéndosela de un bocado.
- ¿Mejor?
- Mejor –dice con la boca llena de galleta. - ¿Vais a quedar hoy?
- Yo no puedo –contesto rápidamente.
- ¿Por? Es el último día de clase ¡ya casi estamos en el verano!
- Ya lo sé, pero me ha surgido algo y no puedo…
- Bueno, no te podemos obligar –dice Jone sonriendo.
- Bueno, pues quedaremos tú y yo –dice Sofía guiñándole un ojo.
- Seguro que lo pasáis muy bien si la plasta de… -suena la campana.
- Sí, lo pasaremos genial sin ti.

Todos los chicos de la clase entran a clase gritando acompañados de la profesora de Lengua. Nos sentamos en nuestro sitio correspondiente e intento prestar atención a todo lo que puedo, aunque mi mente se encuentre en ese momento en otro lugar.

No presto atención, no pienso, simplemente me quedo mirando a la nada golpeando el bolígrafo rítmicamente contra la mesa. Antes de que me dé cuenta ya ha acabado la clase y tengo a mi alrededor a Sofía y Jone debatiendo sobre la hora en la van a quedar.

-Hoye… Te veo un poco rara, como si estuvieras en otro mundo. –me dice Sofía agitando la mano delante mía.
-No, es que… Ha habido alguien, no, algo –corrijo rápidamente - que me ha dejado un poco… No sé cómo explicarlo.
-Pues cuéntanos, para eso estamos los amigos.
-Bueno… Es que todavía no lo sé.
-¿Cómo que no lo sabes?
-Pues… - miro con desesperación a Jone. Ella me entiende al momento.
-Si no lo sabe no la presiones chica. –dice quiñándome u ojo con disimulo.
-Está bien… Lo siento.
-Bueno… Está bien.
-¿Estáis preparadas para la última hora de clase? – dice señalando con un movimiento ligero a la profesora de Francés.
-Eso espero.

Como en todas las clases de francés la profesora entra gritando y hablando sola y exclusivamente en francés; sin que nadie la entienda claro.

Se nota la tensión en la clase. Nadie hace nada ni presta atención. Se nota que es el último día de verano y que la gente está pensando en sus vacaciones y en como desperdiciará las tardes. La profesora sin importarle quien presta atención y quien no sigue con su clase, recomendándonos unos libros que leer en el verano; entre ellos Le Petit Nicola y Le Petit Prince.

Es entonces cuando queda un minuto. Los chicos empiezan a contar en bajo los segundos que quedan, incrementando el sonido hasta acabar gritando a pleno pulmón en cuanto acaba la clase. Miro con miedo a Max que también me mira; sin decir palabra asiente con la cabeza coge sus cosas y se va.

-Bieeeen –me grita Jone a la oreja.
-¡No me grites en la oreja!
-Ups… Perdón, pero no he podido evitarlo… Ya estamos en verano. –me dice agarrándome de los hombros y moviéndome con fuerza.
-Déjame por favor que tengo prisa.
-Está bien… Pero luego conéctate a Tuenti ¡Eh!
-Sí, sí no te preocupes –le digo metiendo todo en la mochila a presión.

Antes de salir por la puerta miro atrás y me arrepiento al momento. Están todos sacándose una foto y sonriendo. El curso que viene, que nos cambiarán de clase los echaré de menos. Antes de que saquen la segunda foto me uno a ellos.

-¿No tenías prisa? –me dice Jone con una sonrisa traviesa.
-Sí, pero no podía dejar pasar el momento.
-No me extraña. Los echaré de menos.
-Yo también…  Bueno, ahora sí que me voy. –le digo adelantando al chico que tenemos delante y corro por el pasillo.

Se acerca el momento. El corazón me late con fuerza en el pecho intentando salir de él. No puedo aguantar el nerviosismo y entro de golpe en la biblioteca y la puerta pega con fuerza contra la pared.

-¿Qué te crees que haces? –me dice la bibliotecaria con cara amargada.
-Yo… Lo siento mucho señora.
-No hace falta montar tanto jaleo para entrar…
-Lo… Lo siento, en serio. –le digo con la respiración agitada, he corrido tan de golpe que me ha entrado el flato.
-Pues entra dentro de diez minutos a ver si para entonces ya has aprendido modales. –dice mientras se levanta y me echa.

Me quedo pasmada. Solamente por dar un golpe con la puerta en la pared. Y por esa gilipollez tengo que esperar otros diez minutos.

Esos diez minutos me matan. No dejo de pensar en lo que pondrá, como lo pondrá y como reaccionare. Solamente por la palabra puede ser algo bueno… Espero y si no lo es no tengo nada que perder ya que hemos perdido la relación desde que se fue con los que ahora son sus amigos.
Cuando miro el reloj por enésima vez veo que es la hora y con cuidado entro a la biblioteca.
-Hola. Espero que hayas aprendido la lección. –me dice con cara de superioridad. Estoy segura de que si ella hubiera estado en mi posición hubiera entrado así o peor.

Observo con atención las mesas, no hay casi nadie: solamente hay un grupito de chicos de tercero estudiando en la mesa más apartada de la señora. Miro alrededor, solamente hay un chico con la capucha puesta mirando unos comics.

Sin hacerle mucho caso voy directa hacia la mesa del centro en el que veo un tomo del diccionario de la R.A.E. Nerviosa lo abro y busco la palabra amar. No tardo en encontrarla. En la página hay una carta cuidadosamente doblada con mi nombre. La cojo y aparto el diccionario.

Con manos temblorosas empiezo a abrir la nota. Entonces noto una mano en el hombro y me giro. Observo sorprendida al chico que me mira, es el chico de la capucha y me mira sonriente.

-Esto era lo que necesitaba de verdad que hicieras. Que me demostraras que de verdad te interesaba. Salgamos fuera, en un lugar en donde nadie pueda oírnos. –me dice guiándome hasta la puerta de salida.

Cuando llegamos al parque que está en frente del instituto no puedo evitar sonreír. No me puedo creer que esté a solas con Max.


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